El noble gesto de generosidad permitirá mejorar la calidad de vida de personas que esperaban un trasplante, conmoviendo profundamente a su entorno.
Cumpliendo con su última voluntad, Jeannette oriuna de Freire, realizó un acto de profundo amor al prójimo: donó sus órganos tras fallecer, permitiendo que varios pacientes con distintos diagnósticos tengan hoy una nueva oportunidad de vida.
La decisión, que fue respetada por su familia, fue ejecutada por los equipos médicos correspondientes, concretando así una acción solidaria que no solo mejora la calidad de vida de los receptores, sino que también deja un poderoso mensaje sobre la importancia de la donación de órganos.
Quienes conocieron a Jeannette la recuerdan como una mujer generosa, solidaria y comprometida con el bienestar de los demás. Su gesto final no hizo más que confirmar la huella que dejó en vida, conmoviendo profundamente a su entorno y al equipo médico que participó en el proceso.
La donación de órganos es un acto altruista que puede salvar hasta siete vidas y mejorar la de muchas más. Jeannette, con su decisión, se convierte en ejemplo de humanidad y esperanza.