-600x338.jpg) 
 Conversar nos cuida: Araucanía Sur refuerza su compromiso con la salud mental y la prevención del suicidio
Cada conversación puede marcar la diferencia. Con esa convicción, el Servicio de Salud Araucanía Sur impulsa acciones para fortalecer la salud mental y prevenir el suicidio, abordando el tema con una mirada comunitaria, ética y humana. Desde los centros de salud familiar hasta los hospitales, la red trabaja coordinadamente para detectar señales de alerta, acompañar a las personas y construir entornos protectores donde hablar de lo que duele sea un acto de cuidado.
Según datos del sistema de vigilancia de Lesiones Autoinfligidas Intencionalmente (LAIN), entre 2023 y el primer semestre de 2025 la Región de La Araucanía notificó 5.125 intentos de suicidio, la segunda del país con más casos. La gestora de prevención del suicidio, Oriana Sáez Ulloa, explica que el fenómeno tiene un comportamiento estacional, con mayor incidencia entre septiembre y enero, etapa conocida como la “primavera gris”. “En este periodo, pese a las mejores condiciones climáticas, se observan alzas en los casos, lo que podría vincularse tanto a factores biológicos como psicosociales. Por eso reforzamos el acompañamiento y las estrategias de detección en esos meses críticos”, señaló.
Desde el Servicio de Salud se destaca que la red asistencial aborda la prevención desde un enfoque comunitario, donde el trabajo en red es un elemento esencial para promover el bienestar. “Hablar abiertamente de salud mental disminuye el estigma y facilita que las personas busquen ayuda. Prevenir el suicidio es una tarea colectiva que involucra a familias, escuelas, equipos de salud y comunidades. El lema ‘Conversar nos cuida’ resume esa mirada: abrir espacios para escuchar y acompañar puede salvar vidas”, enfatizó Sáez.
Esta labor se expresa en programas locales, mesas comunales y planes de prevención que integran salud, educación y seguridad. Este año, el arte ha tenido un rol protagónico como medio de expresión y sanación, especialmente entre jóvenes. “Fomentar actividades artísticas y recreativas amplía la comprensión sobre el bienestar mental y fortalece la empatía y la resiliencia”, agregó la profesional.
La psiquiatra infantil y de adolescentes Gabriela Mundaca, directora técnica del Centro Comunitario de Salud Mental de Padre Las Casas, destaca que “la prevención comienza con la comunidad. Redes de apoyo efectivas, familias que dialoguen y entornos seguros reducen el aislamiento y la desesperanza. Hablar del suicidio no aumenta el riesgo; al contrario, abre caminos hacia la contención y la ayuda oportuna”.
Mundaca indica que los programas de salud mental en atención primaria son la principal puerta de entrada, donde se detectan y acompañan tempranamente los casos de riesgo. "Los equipos han fortalecido la coordinación en los distintos niveles de la red y el intersector; en APS se ha coordinado con educación, urgencias y salud mental de especialidad, integrando la mirada psicológica, médica y social. Además, se promueven planes de seguridad y estrategias de regulación emocional para quienes han vivido crisis suicidas”, puntualizó.
Desde la perspectiva ética, el abordaje del suicidio plantea desafíos profundos. Para Sáez, “equilibrar la autonomía personal con el deber de proteger la vida es un acto de respeto y cuidado. Prevenir no significa decidir por el otro, sino estar disponibles, escuchar y acompañar cuando alguien no logra ver alternativas”.
El testimonio de Dina Araneda, usuaria del Programa de Salud Mental del Cesfam Las Colinas, da cuenta de la importancia de ese acompañamiento. “El apoyo psicológico fue esencial para avanzar en mi proceso. Prevenir el suicidio es dejar desahogarme, es escuchar de otra persona que tienes un motivo y que eres importante. Si alguien siente que no tiene salida, le diría que busque ayuda; en la salud pública hay equipos que orientan y sostienen”, expresó.
La construcción de una sociedad más empática y consciente de la salud mental es un desafío compartido. Desde Araucanía Sur, la prevención del suicidio se asume como una prioridad sanitaria y humana, basada en la colaboración, la ética y la esperanza. “Cuando comprendemos que la salud mental es un derecho, y que cuidar la vida es una tarea de todos, avanzamos hacia una comunidad más solidaria, que conversa, escucha y acompaña”, concluyó Sáez.